domingo, agosto 12, 2007

BLONDE REDHEAD: La miseria ya no es una mariposa




Este trío neoyorquino de rock alternativo compuesto por Kazu Makino (guitarra y voz) los hermanos gemelos Simone (batería) y Amedeo Pace (guitarra y vocales) es de los tantos ejemplos de bandas que uno cree que surgieron en los últimos tiempos y sin embargo datan de 1993, en aquella oportunidad como cuarteto con la presencia de Maki Takahashi en bajo. Se conocieron en un restaurante y compartían los mismos gustos musicales, de ahí el nombre de la banda que sale de una canción de DNA (grupo de los ’80).

Desde sus inicios la banda formó parte del circuito indie en el Downtown de Nueva York y en los bajo fondos bolicheros de Washington, su sonido estridente con inquietudes experimentales, guitarras disonantes, cambios tonales y rítmicos, más su desarrollo escénico, hicieron que la banda fuera creciendo simplemente por el boca a boca y con ello lograron captar la atención de Steve Shelley, baterista de Sonic Youth, quien les produjo en su sello Smells Like Records los dos primeros álbumes en 1995, “Blonde Redhead” (19.01.1995) y “La Mia Vita Violenta” (04.09.1995), poco tiempo después abandona el grupo Maki Takahashi quedando la formación definitiva hasta el día de hoy como trío sin utilizar bajo.



A medida que iban perfeccionando su estilo experimental, las melodías acompañadas por textos interesantes y ampliando sus influencias, es que comienzan a tener un destaque en la escena musical a lo que los lleva a firmar contrato con Touch & Go Records donde registran tres álbumes “Fake Can Be Just As Good” (1997), “In An Expression Of The Inexpressible” (1998) producido por Guy Picciotto, guitarrista y vocalista de la banda de punk Fugazi.

Llega el 2000 y consiguen confirmar su gran momento artístico con “Melody Of Certain Damaged Lemons”, pero siempre de espaldas a la crítica que no siempre los consideró y si entre sus fanáticos que se multiplicaban, prueba de eso está la muy buena venta de “Melody…” con más de 50.000 álbumes.
Dada la poca información de bandas que nos llegan como sucede con Blonde Redhead, una de las cosas que encontré es que para los integrantes del grupo un dato importante y que los llena de orgullo es que ninguna banda que no es considerada netamente norteamericana como es el caso de Blonde Redhead halla logrado el éxito que hoy tienen, y todo viene porque Kazu es nacida en Kyoto y en los ’90 se instaló a estudiar en Nueva York y los hermanos Pace se trasladaron en su adolescencia desde su Milán natal a Montreal para luego recalar en Nueva York y ahí la formación de la banda. Por un lado se entiende la multiplicidad de estilos e influencias, consiguiendo un sonido mundano muy propio.



En el 2003 se interesa en ellos el sello londinense 4AD, con la que firman contrato y casi cuatro años después del álbum “Melody…” le llega el turno en su nueva grabadora a “Misery Is A Butterfly” el 23 de marzo de 2004, este tiempo de espera en parte producido por un grave accidente de Kazu, les permitió trabajar este nuevo álbum con mayor madurez, los textos fueron compartidos entre el matrimonio Kazu y Amedeo con arreglos más sofisticados y ritmos intensos, mezclando teclados y violines con Simone demostrando su calidad en la percusión, destacándose temas como Elephant Woman, Messenger, Anticipation y Magic Mountain .
Con los muy buenos antecedentes del 2004 con “Misery Is A Butterfly” ahora en el 2007, nuevamente tres años después, nos llega el tan esperado álbum con el título “23” producido por Alan Moulder (Smashing Pumpkins, U2), y el trío nos vuelve a sorprender con un gran álbum, de los mejores que van del año. Es difícil encontrar en estos tiempos, discos que conmuevan, que enriquezcan el alma y éste es uno, con efectos atmosféricos, sonido etéreo, loops vocales entre combinación de guitarras.


Abre el álbum 23 con un sonido algo sucio, un clásico ejemplo del rock alternativo de los ’80, casos como el de esta canción es que comparan a la banda con My Bloody Valentine, y aquí tenemos el canto de Kazu llegando a preciosos agudos, todo lo contrario al tema que cierra el disco, My Impure Hair, con su voz sensual, frágil, casi como en un susurro, balada romántica que es un claro ejemplo de los efectos atmosféricos; las melodías se destacan y son la grifa de la banda desde sus comienzos. Dr. Strangeluv con climas de penuria, con las guitarras marcando el ritmo y la batería de Simone como una sombra perfecta. En The Dress, te prende fuego la cabeza cuando ella en el estribillo nos declara: Te amo menos, ahora que te conozco… con un fondo musical adecuado para tal confesión, casi sin aire, se respira con dificultad, la falta de oxígeno se percibe a lo largo de la melodía.

Spring And By Summer Fall, corta el disco a la mitad, le da ritmo, más picado, bailable, el tema más pop del disco. Otro destaque es el piano en The Publisher como un colchón permanente a lo largo del tema que uno percibe por momentos como hermosos adornos con la voz de Amedeo que acompaña en una sincronización muy efectiva.


“23” es experimental, con contradicciones, misterioso, crudo, fino y fresco, con composiciones que salen de lo convencional, exploran alternativas, buscan caminos hacia nuevos clímax, mezclan vocales, percusiones, guitarras, con una orquestación magnífica, es notorio el trabajo de Alan Moulder en la producción, moldeando la diversidad y las explosiones sonoras.

“23” es imprescindible, un álbum que estará seguramente como los mejores lanzamientos, que hasta el momento me animaría a decir que compartirá un lugar entre los álbumes de Arcade Fire, The Twilight Sad o Panda Bear.
Ojalá que no tengamos que esperar otros tres años para un nuevo álbum de Blonde Redhead, esa a sido su media para producir en los últimos tiempos, pero si el disco es tan bueno como “23”, vale la pena la espera.


Publicado originalmente en el No. 3 de 45 RPM Revista de Arte y Música